SINTONIZACIÓN ENTRE MADRE Y FETO
La madre transmite al feto no solo sustancias vitales, como vitaminas, proteínas, sangre, sino que también su estado de ánimo afecta el bienestar del feto. El feto tiene acceso constante al estado físico y emocional de la madre: a través de sus movimientos, su ritmo cardíaco, respiración, el feto capta todos sus estados emocionales ... por ello, se recomienda la tranquilidad, el optimismo y el bienestar para ayudar el desarrollo del embrión. Si tenemos en cuenta que la audición, el sentido del oìdo, es el sentido dominante en la fase prenatal, de hecho el nervio que transmite la información auditiva al cerebro, el octavo par craneal, es el primero en desarrollarse, de ahí la importancia de hacer que el feto viva incluso la armonía de la música ya en estado de embarazo materno.
MÚSICA MATERNA
La primera música que grabamos es la voz de nuestra madre cuando estaba embarazada, la música que escuchaba, los sonidos que la rodeaban, todo amortiguado por el líquido amniótico en el que flota el feto. Pero un sonido en particular es el primero que el feto escucha continuamente durante unos 20 millones de veces: el latido del corazón de la madre. Es bien sabido que la música de percusión tiende hacia el movimiento, el ritmo, la agitación, por eso se piensa que la mejor música para el feto es esa armonía que produce efectos relajantes, por tanto con instrumentos melódicos: piano, flauta, arpa ... y sin percusión, toque a un volumen medio-bajo y a un ritmo más lento que el de su corazón. Esto solía llamarse el famoso "efecto Mozart", pero estudios recientes han demostrado que las personas se relajan con la música de su agrado, ya sea de percusión o no. Por tanto, más allá del famoso “efecto Mozart”, podemos concluir que la música más adecuada en la gama prenatal es aquella capaz de transmitir un estado de bienestar a la madre. La música que beneficia a la madre será la misma que beneficia al bebé.
SOMOS MUSICA
La esencia de todo en el universo, incluyéndonos a nosotros mismos, es el conjunto de interacciones, moléculas o átomos de diferentes tipos que se mezclan y / o chocan. Esto crea una VIBRACIÓN. Cuando conozco a una persona que me gusta, se crea una vibración dentro de mí, pero porque me gusta, libera una frecuencia o energía positiva, placentera, amena. Por el contrario, si choco con el jefe en el trabajo, la vibración del choque crea una frecuencia negativa en mí, por lo tanto una emoción (energía o frecuencia) de ira, ansiedad, nerviosismo, odio, etc ... La frecuencia positiva se llama SONIDO el negativo RUIDO. Somos esto: vibraciones, frecuencias y por tanto notas en acuerdo o en desacuerdo, somos energía musical que vibra. Ya en el útero cada uno de nosotros recibió una impronta musical: el latido del corazón de la madre, su voz, su llanto si sufría, su sonrisa si era feliz (no olvides transmitir el amor entre la pareja al feto, por lo tanto, tener relaciones sexuales y orgasmos durante el embarazo también imfluye al feto de una sensación de plenitud y fusión totalizante más armoniosa, siente el amor de los padres). Lamentablemente hemos perdido esta SINTONÍA con nuestra alma, no sabemos cómo captar la nota portadora de nuestro ser. Cada uno de nosotros tiene notas específicas, entre colores, olores y sabores que nos identifican. Una de las muchas prácticas espirituales para recuperar esta armonía es escuchar el tambor del chamán o las campanas tibetanas o el gong chino.
EL TAMBOR ES ATAVICO
La palabra atávico es significativa. Viene del latín àtavus que significa trisabuelo, es decir sería nada menos que el abuelo de nuestro bisabuelo, alguien que debería rondar los 130-180 años, por tanto nuestro antepasado por excelencia. Cuando hablamos de música e instrumentos, el tambor es el más ancestral de todos: es el sonido del corazón de nuestra madre que escuchábamos mientras estábamos en su vientre de embarazada. En muchas culturas antiguas existía la práctica mística de bailar alrededor del sonido del tambor. Además del latido del corazón, el tambor entra en nosotros con el elemento tierra. El tambor es el golpe que se da sobre una tensión sobre un vacío, por tanto una síntesis armónica entre una dualidad de "vacío" y "lleno". En ausencia del instrumento existe la vibración vocal que emite el sonido OM para sintonizar con la frecuencia de la Madre Tierra. La puerta de entrada a la naturaleza real del universo es el abismo que une a cada persona a la matriz fundamental de la "Bakta", la energía vibratoria modeladora sobre la que se formó el universo, desde sus fenómenos más ocultos hasta la formación del individuo y estado de conciencia. La música es la clave para abrirlo. Actúa en las profundidades solicitando la implementación de la Visión, una condición perceptiva y un estado del ser, también conocido como trance. El sonido se considera un elemento catalizador que prepara al chamán para su viaje interior y lo ayuda en la realización de la Visión. El tambor en este caso es su hilo Ariadna en el laberinto de la escucha en el inconsciente humano.
MUSICA Y RELAX
Desde la antigüedad, el sonido ha sido una herramienta terapéutica capaz de estimular emociones y otorgar al cuerpo humano estados de bienestar. En los últimos tiempos, la investigación científica sobre las ondas electromagnéticas del cerebro ha encontrado que las ondas sonoras que emanan del uso de las campanas tibetanas corresponden a un estado de conciencia propio de la relajación. También existe el genero de musica Chill out «relajado») es un género musical contemporáneo que engloba a gran cantidad de vertientes dispares de géneros musicales con un rasgo en común: su composición armoniosa, relajada y muy tranquila
LAS CAMPANAS TIBETANAS Y LOS 7 METALES PRIMORDIALES
Además del tambor atávico, otro instrumento que nos introduce con las vibraciones primordiales son las famosas campanas tibetanas. Estas se sostienen en la mano o en el suelo o incluso se colocan sobre el cuerpo en el lugar donde queremos tener vibraciones. Las campanas reales están hechas de la aleación de 7 metales principales: oro conectado al Sol, plata conectada a la luna, mercurio conectado a Mercurio, cobre conectado a Venus, hierro conectado a Marte, estaño conectado a Júpiter, plomo conectado a Saturno. Es importante sentir la campana en la piel para ver si hay armonía y sintonía, cada uno de nosotros tiene su propia frecuencia, todo depende del grosor de la campana y las medidas para resonar con ella. Las campanas se hacían en fases específicas de la luna y durante la forja se acostumbraba pronunciar mantras capaces de darles un cierto poder en función del uso previsto. Esta es su magia: están en sintonía con la armonía de las vibraciones del universo, por eso su sonido peculiar es el OM, el sonido primordial de la creación con poder purificador. Hay dos métodos para tocarlos: golpearlos como un gong o frotarlos en el borde con el palo especial.
LAS VIBRACIONES
Cada percusión crea una vibración y esta se mide en frecuencias (Hz), cada frecuencia se sintoniza con la energía que está en nosotros en su nivel (o frecuencia acordada). Las vibraciones sonoras emitidas por la percusión (y por la música en general que nos satisface) resuenan en el sistema de los Nadi, es decir los canales de energía, favoreciendo un libre flujo de energía en el cuerpo.
De ahí la ciencia moderna de la musicoterapia: una forma de acercarse a la persona que utiliza la música o el sonido como herramienta de comunicación no verbal, para intervenir a nivel educativo, rehabilitador o terapéutico, en una variedad de condiciones patológicas y parafisiológicas.
No es casualidad que algunas canciones nos relajan, otras nos ponen nerviosos, algunas canciones nos hacen llorar, otras nos aportan coraje, alegría y movimiento en el cuerpo ... son todas reacciones entre frecuencias y vibraciones entre nosotros y la música.
EL BAÑO DE GONG
Otro instrumento de percusión que nos introduce en la vibración primordial, como ya se mencionó tanto para el tambor como para las campanas tibetanas, es el baño del Gong. El Gong inunda el espacio de forma total, su fluir por todo el cuerpo, por eso se le llama baño, es dejarnos sacudir por estas poderosas frecuencias de forma envolvente e intensa. Es una verdadera ráfaga de vibraciones. En la India se utilizaban con frecuencia en los rituales de curación, partiendo de la suposición de que el hombre nació del sonido y, por tanto, él mismo es sano. Los baños de gong tienen por tanto el propósito de promover el estado meditativo ayudándonos a acceder a las partes más profundas de nosotros mismos, superando los límites del pensamiento lógico. Es imponente el Gong, una gigantesca placa de metal que llama tanto a la tierra como al sol, pero que une diferentes elementos en sí misma: Tierra por la presencia del metal, Fuego y Aire que vierten el bronce, Agua que enfría el metal. Sus frecuencias producen ondas de baja frecuencia: desde alfa (7 a 14 hercios), que inducen un estado de relajación receptiva, hasta theta (4 a 8 hercios), asociado a la meditación profunda.
EARTH GONG 62
El sonido del 62 "Earth Gong te lleva inmediatamente a un viaje profundo. La gota de agua y el océano, una sinfonía de sinfonías, el sonido de la creación misma. Un solo golpe se convierte lentamente en una rapsodia interminable de matices, una canción encantadora en ondas de belleza que tocan tu corazón y tu alma llevándote más allá del más allá... al gran tono de vida del Gong que resuena dentro de nosotros... Las frecuencias más bajas comienzan en 60 Hz - muy bajas, profundas, físicamente penetrantes, una fuente infinita desde el corazón de la tierra, una vibración que sentimos en cada célula de nuestro cuerpo
LA PERCUSIÓN ES VIDA
LA VIDA SE EXPRESA EN LA PERCUSIÓN
NO HAY MOVIMIENTO SIN RITMO
Desde la antigüedad, el sonido ha sido una herramienta terapéutica capaz de estimular las emociones y proporcionar estados de bienestar al cuerpo humano. En los últimos tiempos, la investigación científica sobre las ondas electromagnéticas del cerebro ha encontrado que las ondas sonoras que emanan del uso de campanas tibetanas corresponden a un estado de conciencia típico de la relajación.
"Los primitivos del Monte Elgon en África, todas las mañanas, al amanecer, salen de las chozas y respiran o escupen en sus manos, luego las estiran hacia los primeros rayos del sol, como si ofrecieran su aliento o su saliva a la divinidad naciente, el "mungu". Esta palabra swahili, que utilizaban para explicar el acto ritual, deriva de una raíz polinesia equivalente a "mana" o "murungu". Términos como estos, u otros similares, designan una "fuerza" de extraordinaria eficacia y penetración, que llamaríamos divina. En otras palabras, "mungu" es para ellos el equivalente de Alá o Dios".
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